El legado de Elías Rodríguez Ávila: un viaje a través del arte michoacano

Publicado el 17 de febrero de 2025, 11:02

Lagunillas, Michoacán.- En el corazón de Michoacán, donde los colores de la tierra y el cielo se funden con la esencia de su gente, la obra de Elías Rodríguez Ávila sigue viva. Este febrero, el amor al arte y la creatividad de los artistas michoacanos resplandece con mayor intensidad, y entre ellos destaca la figura de Rodríguez Ávila, un creador prolífico cuyo legado trasciende el tiempo.

Lagunillas, Michoacán. - En el corazón de Michoacán, donde los colores de la tierra y el cielo se funden con la esencia de su gente, la obra de Elías Rodríguez Ávila sigue viva. Este febrero, el amor al arte y la creatividad de los artistas michoacanos resplandece con mayor intensidad, y entre ellos destaca la figura de Rodríguez Ávila, un creador prolífico cuyo legado trasciende el tiempo.

Nacido en el municipio de Lagunillas, desde niño demostró una habilidad excepcional para el dibujo y la pintura. Aunque su infancia no fue fácil, nunca abandonó su pasión. Su sobrino, Felipe Rodríguez, recuerda cómo su tío se forjó como profesor en la Normal, impartiendo clases en escuelas rurales de Michoacán y Querétaro, pero siempre con un pincel y un cuaderno a su lado. “Su amor por el arte era insaciable”, comparte Felipe en entrevista.

Elías no solo pintaba, sino que también escribía. Sus viajes alimentaron su imaginación y dieron forma a cuentos y novelas que hoy buscan ser recopiladas. En su obra, se entrelazan criaturas fantásticas, escenas rurales y retratos que capturan la esencia de Michoacán con una sensibilidad única. Su producción supera las 3 mil piezas registradas, un testimonio del amor que sentía por su tierra y su gente.

Este año, su memoria es honrada con la exposición “El límite de los sueños: de criaturas y otras fantasías”, que se presenta en el Museo del Estado de Michoacán en conmemoración de su aniversario luctuoso. Lagunillas también tuvo el privilegio de acoger una muestra de su obra, permitiendo que su legado permanezca en el imaginario colectivo de los michoacanos.

Felipe Rodríguez describe la obra de su tío como “un festín de colores y escenas llenas de imaginación”. Y es que, en cada pincelada y cada palabra escrita, Elías Rodríguez Ávila inmortalizó su visión del mundo, regalándonos un viaje sin fronteras a través del arte.

 


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